El año 2020 terminó. Recuerdo entre otras cosas que hace 400 años llegaron a este país Los Padres Fundadores, los Peregrinos del Mayflower. Lo hemos dicho, y no nos cansaremos de repetir: AMÉRICA FUE FUNDADA POR HOMBRES Y MUJERES QUE AMABAN A DIOS. Los valores cristianos han hecho grande a esta nación, este es un país de origen cristiano. Lo dijo George Washington el primer presidente de EE.UU. «Es imposible gobernar rectamente una nación sin Dios y sin La Biblia».
Al comenzar un nuevo año (2021) tenemos que revisar qué hicimos y qué no hicimos en el año que ha terminado. La razón es obvia, hay que mirar al futuro, pero aprendiendo de los errores del pasado. No podemos vivir prisioneros del pasado, pero sus lecciones deben ser aprendidas; una de esas lecciones es que NECESITAMOS VOLVERNOS A DIOS. Cuando una nación se olvida de Dios está firmando su sentencia de muerte. Así lo he aprendido de la historia, la gran maestra de la vida. Cuando el presidente Abraham Lincoln inauguró el cementerio de Gettysburg terminó su breve discurso con aquellas palabras inmortales «El gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo jamás desaparecerá sobre la tierra», y ese debe ser el deseo de cada persona honrada y temerosa de Dios. No es un secreto para nadie que las fuerzas del mal son poderosas y que tratan de derrotar el bien, pero la historia enseña que el Bien siempre vence el mal, que la Luz siempre vence a las tinieblas, que la Vida siempre vence a la muerte, que el Amor siempre vence al odio. Aunque nos parezca que el mal triunfa, esos triunfos son pasajeros. El Bien siempre se impondrá sobre el mal. La Cruz no fue la derrota de Cristo, fue su gran victoria. El año 2020 ha sido crucial para esta nación, pero el balance final ha sido positivo. El diablo gana pequeñas escaramuzas, pero la gran batalla ya fue ganada en la cruz y en la tumba vacía. Pablo dice que en Jesucristo «Somos más que vencedores» (Romanos 8:27). A Dios sea toda la gloria y toda la honra por los siglos de los siglos. Amén.
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La Navidad es una festividad cristiana, pero como otras muchas, ha sido secuestrada por el mundo no cristiano; la fiebre de la secularización ha llegado hasta ella. Cristo ha sido sacado fuera de la agenda, ya Navidad no es lo que debía ser: Cristo naciendo en Belén, Dios entrando en la historia. Hoy para muchos significa comprar regalos. Los comerciantes hacen la zafra en la Navidad, el 70 por ciento de las ventas, en este país, se hacen en el último mes del año, entre el Día de Acción de Gracias y el Día de Navidad.
Tenemos que rescatar la Navidad, esa es una tarea que tiene la iglesia cristiana por delante. Lucas 2:15 dice que la noche en que Cristo nació los ángeles anunciaron su nacimiento a un grupo de pastores de ovejas que realizaban su labor en las colinas cercanas a Belén. El coro angelical entonó «Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz…». Cristo era el Príncipe de Paz que anunció Isaías 9:6. El mensaje de la Navidad es un mensaje de paz. Paz vertical (Paz con Dios) y Paz horizontal (entre los hombres), pero esa paz sólo se logra cuando venimos al pie de la cruz, la cual tiene dos brazos: uno vertical (hacia Dios) y uno horizontal (hacia los hombres). No habrá paz en el mundo mientras los hombres no se rindan a Dios y no dejen que la sangre de Cristo limpie sus pecados. Durante esta Navidad el cañón sigue rugiendo en algunas regiones del mundo y en otras los narcos masacran a familias enteras como ocurrió en noviembre del año pasado con la familia mormona de LeBaron en México. Mientras no busquen a Jesucristo, el príncipe de Paz no habrá paz en el mundo. Pablo lo afirmó en Romanos 5:1 «Justificados, pues por la fe (en Cristo) tenemos paz para con Dios». Los hospitales psiquiátricos no dan abasto. Los opioides y otros sedantes se venden por toneladas. No hay paz en los hogares. El divorcio es terrible. No hay paz en las naciones. La gente se lanza a las calles a protestar y lo que hacen es vandalizar. Ejemplos tenemos de sobra todos los días. Los robos en los hogares han aumentado al tripe en los últimos años en EE.UU.; necesitamos volver al Niño de Belén y sobre todo al hombre del Calvario. Realmente, esto sería celebrar cristianamente La Navidad. (2da de Corintios 5:17) El 15 de diciembre de cada año se celebra en este país el Día del Bill of Rights (La declaración de Derechos), pero ¿qué es eso? Como ciudadanos de esta gran nación debemos conocerlo.
Tan tempano como el año 1789, recién nacida la nueva nación, el presidente George Washington prometió a sus conciudadanos, que además de La Constitución había un documento adicional que garantizaría una serie de derechos de cada ciudadano, el cual se hizo por petición expresa de muchos de ellos. Así las cosas, en la primera reunión del Congreso de la Unión, el congresista James Madison presentó una lista de 17 enmiendas a La Constitución, que después de ser leídas y releídas se acordaron diez de ellas, lo cual conocemos como el Bill of Rights. La primera de estas enmiendas tiene que ver con la libertad de prensa, religiosa y reunión. Otra de las enmiendas, muy mencionada en estos tiempos, es la segunda que tiene que ver con el derecho de portar armas de fuego; lo cual ha sido cuestionado mucho últimamente por la proliferación de los tiroteos y las masacres causadas por personas que han hecho uso indebido de ellas; allí se explica que esto se hace para evitar gobiernos tiránicos y que el pueblo tenga la oportunidad de declinar de forma violenta llegado el caso. Y así sucesivamente son un total de diez enmiendas que forman el Bill of Rights. Hay otros países que tienen leyes similares, Canadá, Francia, Inglaterra, etc., pero el más famoso punto de referencia sobre este asunto es lo que se conoce como La Declaración Universal de los Derechos Humanos adoptados por Las Naciones Unidas el 10 de diciembre del año 1948. Dicha declaración no tiene poder coactivo sobre individuos en particular, ni aun sobre naciones, pero nos da un panorama general de cómo se espera que funcionen las naciones democráticas en el mundo. Ojalá que Cuba, Venezuela, Nicaragua y otros países se miren en este espejo y traten de mejorar su imagen en este sentido; después de la vida nada hay más valioso que la libertad y la dignidad plena del hombre, Martí quería que fuera la ley primera de su patria. (Juan 8:32 y 36) Poner en pie de guerra a una nación no es fácil, solo acontecimientos muy poderosos pueden logar eso, como lo ocurrido el domingo 7 de diciembre del año 1941, hace hoy 79 años.
La II Guerra Mundial había comenzado en Europa el 1ro de septiembre de 1939, pero los norteamericanos no intervinieron en ese conflicto hasta que llegó el ataque a Pearl Harbor. Dicha madrugada la mayor parte de la flota norteamericana del Pacífico estaba anclada en la rada de la bahía, la más importante base naval norteamericana del Pacifico. Más de 2,400 soldados norteamericanos murieron ese día en este ataque cobarde que puso en pie de guerra a toda la nación. El eje Berlín-Roma-Tokio ya llevaba tres años desafiando al mundo. Las hordas de Adolfo Hitler, en Europa, habían conquistado el continente. Japón, en Asia, había invadido la Manchuria china y amenazaba con invadir Rusia por el lejano oriente. Mussolini masacraba a los africanos en Etiopía y otras regiones de África. El mundo entero ardía en llamas. La carnicería más grande que jamás se había conocido estaba en marcha, solo faltaba dar el zarpazo sobre los Estados Unidos de Norteamérica; dicha movida le tocó a los militaristas japoneses que ansiosos de poder habían sumido a su país en una horrible guerra, que finalmente se volvería contra ellos. Hubo páginas gloriosas en la Guerra del Pacífico; el General MacArthur, designado para detener a los japoneses, tuvo que retirarse vergonzosamente derrotado de las Filipinas y de muchas de las posesiones norteamericanas del Pacífico. Al principio de la Guerra del Pacífico los japoneses tenían la ventaja, los soldados japoneses a diferencia de los norteamericanos, estaban preparados para la guerra irregular en las islas boscosas y selváticas del Pacífico. Un soldado japonés sobrevivía con un mendrugo de pan o arroz, mientras que los norteamericanos necesitaban un mayor apoyo logístico. Finalmente, el bien venció al mal, la luz venció a las tinieblas, el amor venció al odio. Japón fue vencido al elevado costo de Hiroshima y Nagasaki. (Salmos 34:21) Un día como hoy, pero del año 1874, nació Sir Winston Churchill uno de los hombres más extraordinarios de Inglaterra y del mundo; perteneciente a una familia acomodada y de profundos valores cristianos, el cual desde su niñez tuvo un carácter aventurero, que en su juventud le llevó a viajar a muchos países y a participar como periodista en varios conflictos armados de los cuales fue testigo de excepción.
La vida de este hombre refleja en muchos sentidos la importancia del liderazgo; fue primer ministro de su país en dos ocasiones, pero sirvió durante seis monarcas durante su larga vida. Murió a los 90 años el 24 de enero de 1965, tuvo muchas virtudes y defectos, como todo ser humano, pero si algo le caracterizó fue su rechazo a todo tipo de gobierno que limitara y destruyera la libertad del ser humano. Se opuso valientemente a Hitler y al nazismo cuando algunos políticos de su país querían ejercer una política de apaciguamiento con el loco del nazi fascismo; después se opuso con igual fortaleza a Stalin y el comunismo internacional. Su carácter de hierro, mostrado en público, muchas veces escondía un carácter noble y familiar. Durante y en plena Segunda Guerra Mundial, cuando los cohetes alemanes V-1 y V-2 caían sobre Londres, visitaba a las viudas y los huérfanos de los soldados ingleses. Inseparable de su tabaco habano se le veía trabajar día y noche. Le otorgaron el Premio Novel de la Paz por su valiosa contribución a la derrota alemana en la II Guerra Mundial, pero terminada la guerra hubo cambios significativos en la vida social y política de la nación a la cual sirvió con tanta vehemencia y entrega, lo cual le disgustó grandemente, pero no le impidió seguir sirviendo a su país y al mundo. Él era un hombre de hierro, pero con un corazón de terciopelo; así son los verdaderos líderes que el mundo nunca olvida. Servir a su país y a la causa de la libertad era su mayor deseo, y lo logró con creces. El mundo nunca olvidara a este hombre que como dijo alguien «fue hecho para su tiempo». Honor a quien honor merece. (Salmos 1) Un día como ayer, 22 de noviembre, pero del año 1963 ocurrió un hecho que sacudió a los EE.UU., el asesinato del presidente John F. Kennedy por Lee Harvey Oswald quien, a su vez y de manera muy sospechosa, también fue asesinado dos días más tarde (24 de noviembre) por Jack Ruby.
No es la primera vez que esta tragedia ocurría en la nación. Kennedy fue el cuarto presidente asesinado estando en ejercicio de su cargo; los tres anteriores fueron:
La muerte del presidente Kennedy ha quedado envuelta en una nube de misterio, que el famoso informe de la Comisión Warren, nombrada por el congreso para averiguar sobre el magnicidio, no ha podido aclarar. Muchas tesis se han tejido acerca del asesinato del presidente más joven que ha tenido esta nación, algunas de ellas hollywoodescas dignas de un guion cinematográfico, pero otras tienen cierto cáliz de realidad. Acerca de Kennedy se han dicho muchas cosas, de que si su familia tiene sobre ella una maldición ya que han sido varios los miembros distinguidos de este clan que han sucumbido violentamente. Lo cierto es que nunca se sabrá lo que sucedió ese día. Hay fuerzas ocultas muy poderosas en todas las naciones, las cuales mueven hilos que nunca podremos saber de donde vienen, pero al final producen hechos trágicos como el que mencionamos. Yo conocí personalmente a Kennedy cuando visité esta nación en el verano de 1960, estaba la campaña política por la Casa Blanca en su apogeo, y en una visita de turismo que hicimos al congreso vimos de lejos al que sería el sustituto del general Dwight Eisenhower. La muerte de Kennedy es una página triste, la vida humana es sagrada y nadie está autorizado a quitársela a nadie. (Éxodo 20:13) Desde los tiempos más antiguos las comunicaciones por mar han sido muy importantes; ya en los tiempos de los faraones se intentó hacer un canal a través del río Nilo para comunicar el Mediterráneo y el mar Rojo de forma muy rudimentaria, pero en el siglo XIX con el uso masivo de los combustibles fósiles (petróleo), que abundaban en el Medio Oriente, se hizo urgente hallar una vía más rápida que no fuera dar la vuelta por el cabo de Buena Esperanza, sur de África.
Así fue como en el año 1859 se iniciaron las obras de construcción del Canal de Suez, los trabajos duraron 10 años, fue un día como mañana, 17 de noviembre, pero del año 1869, que se inauguró esta prodigiosa obra de ingeniería que permitiría acortar las distancias entre Asia y Europa en miles de millas. El genio constructor de esta obra fue el ingeniero francés Ferdinand de Lesseps. El canal tiene 172 kms de largo, 54 metros de ancho, 8 metros de profundidad y costó la bicoca de CIEN MIL MILLONES DE DOLARES. Inicialmente, esta obra que se hizo por la empresa privada finalmente fue comprada por los gobiernos de Egipto e Inglaterra, esta vital vía de comunicaciones ha estado en peligro de cerrarse en las varias guerras entre Israel y los países árabes. El gobierno egipcio en 1956 nacionalizó el canal, esto ha traído problemas para su uso, pero finalmente las leyes internacionales han obligado a Egipto a reconocer que todos los países tienen derecho a usarlo. Durante las excavaciones que se hicieron para unir los mares Mediterráneo y Rojo se encontraron en el fondo de este último, miles de ruedas y restos de los carros del faraón, que según el libro de Éxodo fueron sumergidos cuando intentaban cruzar en seco el mar Rojo persiguiendo a los hebreos que huían de Egipto. La arqueología bíblica se ha enriquecido grandemente por los hallazgos hechos durante la construcción del Canal de Suez. Cuando años más tarde se iniciaron las obras de construcción del Canal de Panamá, que visité hace algún tiempo, fue el mismo Lesseps quien las inició. Finalmente quedaron los norteamericanos, que con la ayuda del médico cubano Carlos J Finlay descubridor de que el mosquito Aedes era el transmisor de la fiebre amarilla, lo lograron. La historia del mundo recuerda revoluciones y estallidos sociales. Algunos han sido de alcance local o regional, pero otros han impactado a toda la humanidad, ese es el caso de la llamada Revolución Bolchevique, que fue la raíz de la otrora Unión Soviética, aunque por siglos Rusia tuvo gobiernos de tipo autoritario.
Los reyes, los emperadores y, finalmente, los zares eran gobernantes autoritarios, pero la llegada del siglo XX trajo grandes cambios en la historia de esta nación. El zar Nicolás II fue el último de los zares; su gobierno debilitado por una guerra infeliz con Japón trajo serios problemas internos, estos problemas se agravaron durante los primeros años de la 1ra Guerra Mundial donde Rusia peleó junto a Francia e Inglaterra. Los descalabros surgidos en el exterior, unidos a desaciertos internos, produjeron el estallido social que finalmente condujo a la Revolución Bolchevique, conocida después por comunista. El 7 de noviembre de 1917 fue un momento cumbre en el desarrollo de los acontecimientos que llevaron al poder a Lenin y a sus seguidores. Varios intentos por recuperar el poder por los seguidores de Lenin, llamados Rojos. Así las cosas, la Revolución de Noviembre (octubre en el antiguo calendario ruso) se hizo con el poder definitivo. La unión soviética fue fundada oficialmente en noviembre de 1922. Inicialmente, formaban esta unión cuatro repúblicas: Rusia, Transcaucausia, Biolorusia y Ukrania, aunque con el tiempo la URSS llegó a tener 15 repúblicas, mucha de ellas del Asia Central. Lenin murió en el año 1924 pasando el poder al Secretario General del Partido Bolchevique, que en ese momento era José Stalin, quien llegó a ser el dictador de esa nación por muchos años y uno de los tiranos más odiados por la humanidad. Durante la II Guerra Mundial Rusia pagó un alto precio en vida. Se calcula que unos 20 millones de muertes fue el saldo pagado en esa guerra. Finalmente, Rusia salió fortalecida del conflicto, añadiendo a su impero varias naciones de Europa del Este. Hoy Rusia ha cambiado algo su sistema, pero sigue siendo un gobierno antidemocrático. Cuando terminó la Primera Guerra Mundial las fronteras del mundo sufrieron grandes cambios. Por ejemplo, el imperio otomano desapareció prácticamente; una de esas regiones era la región de Palestina (la tierra santa o Canaán), la cual le fue dada a Inglaterra (uno de los vencedores) en fideicomiso.
El fideicomiso es una figura legal que significa administración temporal de cierta región; ese fue el estatus de esa región del mundo. Bajo el dominio inglés miles de judíos que estaban dispersos por todo el mundo (la Diáspora) regresaron a las tierras que Dios había prometido (la tierra prometida) a Abraham. Miles de judíos pelearon junto a los aliados tanto en la Primera como en la Segunda Guerra Mundial, esto hizo que el entonces ministro de relaciones exteriores de Inglaterra, Sir Balfour, recomendara establecer allí un estado judío; dicha recomendación fue tomada en serio por la Organización de las Naciones Unidas, la cual reunida en Nueva York el 29 de noviembre de 1947 acordó la creación de dos estados, uno israelí y otro árabe. Los israelíes aceptaron el plan de la ONU, mientras que los árabes lo rechazaron. Así fue como a partir del momento mismo de la creación del estado israelí, los árabes decidieron destruirlo, y ha habido varias guerras donde esto se ha intentado, sin resultado. Siempre de manera milagrosa Dios ha protegido a su pueblo. El 14 de mayo de 1945 el primer ministro israelí David Ben-Gurión proclamó el Estado de Israel, al otro día los árabes invadieron a Israel simultáneamente; esta guerra duró hasta julio de 1949. Los judíos llaman a esta guerra la Guerra de Independencia, pero en 1956 los árabes volvieron a atacar a Israel, en esta ocasión Francia e Inglaterra apoyaron a Israel por razón de que el Canal de Suez, importante vía marítima entre Europa y Asia estaba en peligro. Esta guerra terminó con un frágil armisticio entre las partes beligerantes, pero constantemente los judíos eran provocados por sus vecinos árabes ¡hasta que llegó el mes de junio de 1967 cuando estalló la llamada Guerra de los Seis Días. ¡El resto de la historia es de todos conocida! Un día como mañana, 27 de octubre, Cristóbal Colón descubrió la isla de Cuba a la que los indígenas llamaban Kuba, pero él la bautizó con el nombre de Juana ocurrido quince días más tarde del descubrimiento de la isla de Guanahani en las Bahamas, la cual el Gran Almirante había bautizado con el nombre de San Salvador.
Dicen los historiadores y los cronistas de la época que el descubrimiento de Cuba se realizó por la parte oriental de la isla, probablemente la desembocadura de un río cerca de la actual bahía de Nipe o algo parecido. Lo cierto es que de aquí ya Colón regresó a España, haciendo una breve escala en La Española, donde sufrió el naufragio de La Santa María, la nave insignia de su flota, y con cuyos restos construyó un fuerte militar, así terminó el primero de los cuatro viajes que realizó el Gran Almirante. La isla de Cuba estaba cubierta totalmente de bosques. Cuando años más tarde, 1508, Pánfilo de Narváez hizo el llamado bojeo de Cuba (darle la vuelta a toda la isla) confirmaron que era una isla, pues Colón pensaba que era parte del continente. Los indios cubanos eran pacíficos (los tainos) muy diferentes de otros indios de las islas (los caribes) que eran belicosos guerreros. La población indígena de Cuba no resistió los horrores de la colonización, dicen los historiadores que 50 años más tarde ya casi estaba extinguida la población aborigen, de ahí que Cuba fuera uno de los primeros destinos para la infame esclavitud africana que pronto se desarrolló. La isla de Cuba no tenía grandes recursos minerales (oro, plata y otros) por lo que la agricultura fue la principal fuente de riqueza que los colonizadores explotaron. El tabaco que era originario de las islas del Caribe se desarrollo grandemente, y los indios lo cultivaban con fines religiosos más que recreativos. La isla de Cuba fue la última colonia española en independizarse de la metrópoli. Damos gracias a Dios por nuestra querida isla de Cuba y pedimos a Dios que permita que pronto pase la noche… el que lea entienda |
AutorNilo Domínguez Archivos
Enero 2021
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